Por:
Luis Felipe Contecha Carrillo
Miembro Academia Olímpica Colombiana
Revista Olímpica
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Han transcurrido 126 años, desde aquella tarde del 23 de junio 1894, en la que un inquieto ciudadano francés, pedagogo, historiador universal, apasionado por el deporte y conocedor de la obra del inglés Thomas Arnold, recurre a su conocimiento del pasado y asume el reto de restaurar una costumbre social desaparecida por más de 1.500 años: los Juegos Olímpicos.
La fecha del 23 de junio, asumida desde 1948, por el Comité Olímpico Internacional como el Día Olímpico Mundial es la oportunidad para rememorar los años anteriores a 1894, y comprender el momento, pero también, los antecedentes que permitieron concretar en esa tarde parisina, la restauración de la tradición de celebrar una fiesta deportiva de la envergadura de los Juegos Olímpicos, abolida en el año 393 d.C.
En este escrito se pretende describir, de manera general, en primera instancia, el momento en que Pierre de Coubertin socializó su proyecto en 1892, seguido por los momentos en que, en el Congreso de París, en 1894, formalizó su propuesta para revivir los Juegos Olímpicos y conformar el Comité Internacional Olímpico, como inicialmente se le denominó. Posteriormente, en un giro histórico al pasado se expone sucintamente los antecedentes que vislumbrarón aspectos políticos, religiosos, culturales y deportivos que los vientos de la modernidad se encargarían de llevar hasta tierras francesas.
La tarde de la Sorbona
En la tarde del viernes 25 de noviembre de 1892, en el gran anfiteatro de la antigua Sorbona, en París, “en este desabrido lugar”, llamado así por Coubertin en sus memorias, se celebró el quinto aniversario de la “Unión des Sports Athletiques”, con un programa que incluyó unas cuantas fiestas, competición de esgrima, reuniones y cenas, presididas por el astrónomo Janssen, con la participación, entre otros, de prestigiosos personajes de las letras la ciencia y la política.
El programa de aquella tarde se inició con la Marsellesa; siguió con el himno ruso; luego con una conferencia sobre sobre la historia de los ejercicios físicos; palabras de Georges Burdon, quien disertó sobre la antigüedad; siguió J.J., quien fue luego nombrado embajador de Francia en Washintong, quien habló acerca de la Edad Media, y cerró el programa de la tarde Pierre de Coubertin P., quien narró a los presentes, algunos sucesos acaecidos en los tiempos modernos. La parte final de la ponencia estaba construida de tal forma, que en el último parráfo abordó el anuncio de la resolución de promover el restablecimiento de los Juegos Olímpicos. Al terminar su disertación se escucharon aplausos aprobatorios a la idea. Sin embargo, dijo Coubertin: “era la incompleta incomprensión que empezaba y que debía durar largo tiempo”
El congreso definitivo
Pasó el invierno de 1892-93 y la propuesta no tenía mucha repercusión en la población. Entre una y otra idea, Coubertin realizó viajes a los Estados Unidos, para visitar al Athletic Club de Chicago, el Olympic Club de San Francisco, Washington, New York, Tejas, Luisana; En fin, para promover su idea y buscar aliados, organizó reuniones, acuerdos, desacuerdo, inquietudes y visitas a embajadas. (Coubertín, P. 1997)
El boletin Nº1 del año 1º del Comité Internacional Olímpico reseña, de los viajes de Coubertín, dos reuniones previas, como preámbulo al Congreso: la primera, el 27 de noviembre de 1893, en Nueva York, y la segunda, el 7 de febrero de 1894, en la Universidad de Princenton, en Estados Unidos
A su regreso se proyectó, del 17 al 24 de junio, un gran congreso internacional, que, a pocos días de la fecha de iniciación, se le cambió su denominación por “Congreso para el restablecimiento de los Juegos Olímpicos”. El lugar seleccionado para el Congreso fue la nueva sede de la Sorbona, muy diferente al “desabrido” de dos años atrás.
En el programa de apertura se escuchó el Himno a Apolo, precedido por una oda de Jean Aicard y un sabio comentario de Theodoro Reinach; intervinieron el barón de Courcel, todo escuchado por importantes invitados como presidentes de honor en representación de Inglaterra, Bélgica, Suecia, Hungría y comisarios-adjuntos. (El Boletín del Comité Internacional Olímpico Nº 1 – Julio de 1894 -primer año, consignó el listado completo y numeroso de los participantes). El mismo boletin da cuenta que el Congreso fue organizado y dirigido por el barón Pierre de Coubertin,(Francia), por C. Herbert (Inglaterra) y W. M. sloane (Continente américano).
Las temáticas fueron dos: en primera instancia se abordó lo relacionado con cuestiones técnicas y amateurismo. En la última sesión del Congreso, el 23 de junio de 1894, el tema Olimpismo fue liderado por Coubertin, quien, con un manejo muy diplomático expuso sus ideas y después de discutirlo con sus invitados recibió apoyo unánime a todas sus propuestas, como la aprobación de los principios fundamentales para los Juegos, el intervalo de cuatro años, el carácter moderno de las competiciones, la exclusión de los escolares y la conformación del Comité Internacional permanente. Se le otorgó plena libertad para conformar el COI, y su lista fue aprobada sin cambios.
Así las cosas, la historia registra que el 23 de junio de 1894, se aprobó la idea de Coubertin, de restaurar los Juegos Olímpicos y nombrar el Comité Internacional Olímpico encargado de organizarlos, en 1896
Estuvieron presentes representantes de 12 países, a saber: Argentina (José Benjamín Zubiaur), Austria-Bohemia (Jiri Guth-Jarkovsky), Bélgica (Maxime de Bousies), Estados Unidos (William Sloane), Francia (Ernest F. Callot y Pierre de Coubertin), Reino Unido (C. Herbert Ampfhill y Charles Herbert), Grecia (Dimitrios Vikelas), Hungría (Ferenc Kemény), Italia (Mario Luccesi Palli y Andria Carafa), Nueva Zelanda (Leonard A. Cuff), Rusia (Alexei Dmitrievich Butowski) y Suecia (Viktor Gustaf Balck).