Por:
Laura Ximena Orjuela
Jefe de Prensa
Politécnico Grancolombiano

Dirección Comunicación Estratégica
prensa@poligran.edu.co

El deporte ha pasado a tener gran arraigo e importancia al ser un factor clave en la vida, la salud y la sociedad. Es una herramienta efectiva para la formación, la transformación de vidas, la visibilización de causas, la intervención social, el desarrollo, la creación de nuevas oportunidades, la participación y para promover los ideales de fraternidad, solidaridad, diplomacia, tolerancia e inclusión.

El deporte universitario en Colombia ha tomado gran relevancia, exposición y visibilidad, porque es uno de los grandes pilares que actúa como principal agente socializador e integrador, contribuyendo al bienestar físico y mental de la comunidad universitaria. Pero, además, se ha convertido en el formador de deportistas jóvenes, permitiendo que se adecúen a la constante competencia, convirtiéndose en un semillero de deportistas que se convierten en profesionales.

Y es que el talento universitario es notorio. Por eso, desde 2017 el Politécnico Grancolombiano creó el Juego de las Estrellas, un evento que reúne a los mejores deportistas de universidades bogotanas de distintas disciplinas y que, además, tiene un sentido social, ya que cada edición busca apoyar a una fundación, lo que ha tenido un efecto humanizador al aportar para que los atletas se conviertan en un vehículo sensibilizador de emociones por medio de la sana competencia y el impacto en el tejido social. El pasado 10 de noviembre se llevó a cabo la quinta versión, esta vez en la disciplina del fútbol sala.

Andrés Rocha, docente de futsal del Politécnico Grancolombiano, explica por qué la academia decidió apostarle al fútbol sala para fortalecer el proceso de formación de los estudiantes: “Consideramos que es un deporte que engrandece los valores de la universidad, siendo parte fundamental en la educación e integración social, así como un móvil para el desarrollo humano de la comunidad estudiantil al fomentarlo como un proyecto de vida integral y saludable, ya sea que quienes lo practiquen se dediquen a ello profesionalmente o no. Esto porque les permite un manejo adecuado de sí mismos en su entorno, al generar hábitos de vida mediante disciplina, sacrificio, trabajo en equipo y la interacción de los aspectos sociales, emocionales y físicos”. 

El evento se realizó en la cancha múltiple del Politécnico Grancolombiano para exhibir un partido de futsal del más alto nivel para los estudiantes, docentes, directivos y demás integrantes de la familia grancolombiana presentes en el escenario. Participaron jugadores de Areandina, Universidad Manuela Beltrán, Universidad de La Salle, Universidad de Los Andes, Uniagustiniana, Universidad Libre, Universidad Antonio Nariño, Universidad Militar, Universidad de América, Universidad La Gran Colombia, Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca, Universidad El Bosque, Universidad Distrital, Universidad Externado, Universidad Central, INCCA, Universidad Nacional y la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

Los jugadores integraron dos equipos: ‘Inclusión’ y ‘Equidad’. El triunfo fue para el conjunto ‘Equidad’, por 6-4. Pero más allá del marcador, se destacó la participación de los invitados especiales: los integrantes de la Fundación S&R, que trabaja con personas con discapacidad intelectual para desarrollar habilidades y estrategias que faciliten el contacto con el entorno familiar, laboral y social de los individuos a través de la música, la actividad física, el arte y la psicología. 

El docente Andrés Rocha agregó que: “El fútbol sala desarrolla en los jugadores habilidades deportivas, físicas, cognitivas y mecánicas que en conjunto les ayudan a tener un equilibrio para poder desarrollarse dentro de la cancha. El hecho de estar parado allí hace que el deportista tenga que enfrentarse a un partido, una situación y un rival, pero más allá de eso, debe enfrentarse a sí mismo con el propósito de autorregular lo que esté sintiendo en ese momento”.

Este deporte es especial porque va más allá de solo tomar un balón, hace que la gente se apasione y cree vínculos que se desarrollan de por vida en la cancha. Por ello, jugar o practicar el fútbol sala involucra un sentido de satisfacción, pertenencia y unión fraternal.